La Mona Jacinta
La mona
Jacinta
Se ha puesto una cinta
Se peina, se peina
Y quiere ser reina
Ay, no te rías de sus monerías
MÁs la pobre
mona
No tiene corona
Tiene una galera
De hoja de higuera
Ay, no te rías de sus monerías
Un loro
bandido
Le vende un vestido
Un manto DE plumas
Y un collar de espumas
Ay, no te rías de sus monerías
Al verse en
la fuente
Dice alegremente
Qué mona preciosa
Parece una rosa
Ay, no te rías de sus monerías
Levanta un
castillo
De un solo ladrillo
Rodeado de flores
Y sapos cantores
Ay, no te rías de sus monerías
La mona
cocina
Con leche y harina
Prepara la sopa
Y tiende la ropa
Ay, no te rías de sus monerías
Su marido mono
Se sienta en el trono
Sus hijas monitas
En cuatro sillitas
Ay, no te rías de sus monerías
– ¿Por qué no hay que reírse de la mona Jacinta?
Durante todo el poema, María Elena Walsh nos recuerda que aunque la mona Jacinta intente cosas ‘imposibles’ y nos haga cierta gracia, no debemos reírnos de ella. Y no debemos hacerlo porque ante todo debemos respetar las decisiones (y opiniones) de los demás, aunque sean diferentes a las nuestras. De esta forma, la poetisa argentina nos traslada el deseo de educar niños más tolerantes y respetuosos con los demás.
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